dilluns, 21 de desembre del 2009

El lago de los cisnes (Tchaikosky)

I
Jardin del castillo del principe Sigfrido. Se celebra la fiesta de su XXI cumpleaños. Su madre, la reina, le recuerda que ha llegado el momento de que escoja esposa, lo que debe hacer entre las jóvenes que, al día siguiente, van a participar en el baile de la corte. Pero ni las advertencias de su madre ni las alegres danzas festivas logran distraerle la profunda melancolía que le invade.

II
Bosque misterioso al borde de un lago, a la pálida luz del claro de luna. Es el lugar donde evolucionan las jóvenes-cisnes, víctimas del sortilegio del brujo Rothbart.

Hasta allí llega Sigfrido y ante el aparece la princesa Odette, también convertida en cisne, quien explica a Sigfrido, prendado de su belleza, que el sortilegio no podrá romperlo más que aquel que le jure amor eterno. Sigue una etérea y fascinante escena de amor que la interrumpe Rothbart amenazante, recordando a los cisnes que están bajo su poder. Sigfrido jura a Odette amor eterno y la invita al baile que se celebrará en su palacio al día siguiente.

Despunta el alba y Odette, de nuevo convertida en cisne, debe seguir su destino.


III
Se celebra el gran baile anunciado. Pompa, majestad y brillo. Sigfrido participa en las danzas pero se desentiende de las pretendientes que le son presentadas; su pensamiento está puesto en Odette.

Repentinamente llega un caballero desconocido en compañía de su hija. Se trata, en realidad, de Rothbart y de su hija Odil, transformada en la doble de Odette. Sigfrido cae en la trampa hasta el punto de que, en medio de las danzas, no duda en escogerla como esposa, jurandola amor eterno ante su madre. Aparece a lo lejos la figura dolorida de Odette, la verdadera. Sigfrido descubre el engaño y desesperado huye del palacio. Va hacia el lago.


IV
De nuevo, el bosque, el lago, la noche. Los cisnes se entregan a una danza melancólica esperando a Odette que aparece llorosa y desesperada; entiende que la está esperando la trágica suerte que pensaba ya cambiada por la promesa de Sigfrido. Éste, según todas las apariencias, la ha traicionado.

Pero llega Sigfrido, quien suplica su perdón, reniega del juramento que ha hecho por engaño a Odil, afronta y desafía el malefício de Rothbart, a quien logra vencer, renovando el juramento de amor a Odette. Con ello los jóvenes han salvado su felicidad y roto el negro sortilegio que pesaba sobre Odette y los cisnes.

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